L. RONALD HUBBARD | PERFIL BIOGRÁFICO

El Puente Hacia la
Libertad Espiritual

La ruta completa del progreso espiritual en Scientology está delineada en El Puente de Scientology. Este presenta los pasos precisos de auditación y entrenamiento por los que uno debe avanzar para hacer realidad sus potenciales innatos. Debido a que El Puente está dispuesto de una manera gradual, el avance se hace de manera ordenada y predecible. Aunque el concepto básico es antiguo (la ruta a través de un abismo de ignorancia hasta una altiplanicie más elevada), lo que presenta El Puente es completamente nuevo: no una secuencia arbitraria de pasos, sino el medio más funcional para la recuperación de lo que el Sr. Hubbard describió como “nuestro yo inmortal, imperecedero, por siempre jamás”.

A menos que haya una enorme modificación en la civilización humana, en la forma en que va tropezando hoy en día, el hombre no estará aquí por mucho tiempo...”.
—L. Ronald Hubbard

Parte importante de la práctica de Scientology es el estudio de los trabajos de L. Ronald Hubbard que detallan la naturaleza espiritual del hombre y los principios básicos de la vida. Sin embargo, aunque Scientology representa la ruta hacia las aspiraciones espirituales más elevadas del hombre, también significa mucho para su existencia más inmediata: su familia, su carrera y la comunidad. Ese hecho es crítico para una comprensión de la filosofía de Scientology y es realmente de todo lo que trata Scientology: no es una doctrina, sino el estudio y el tratamiento del espíritu humano en relación a sí mismo, otra vida y el universo en que vivimos. A ese respecto, la obra de L. Ronald Hubbard lo abarca todo. A mediados de los años 60 declaró: “A menos que haya una enorme modificación en la civilización humana, en la forma en que va tropezando hoy en día, el hombre no estará aquí por mucho tiempo...”. A manera de ejemplos de esa degradación, citó a las insurrecciones políticas, la putrefacción social, la violencia, el racismo, el analfabetismo y las drogas. Y fue a la respuesta de estos problemas, entonces, a lo que L. Ronald Hubbard dedicó la mayor parte de sus últimos años de trabajo. De hecho, a principios de la década de los 70, su vida se puede explicar directamente en términos de su búsqueda de soluciones a las crisis culturales de finales del siglo XX.

Su éxito final se vio confirmado por la expansión realmente fenomenal de Dianética y Scientology: existen ahora más de ocho mil quinientas organizaciones en ciento sesenta y cinco países que utilizan las diversas tecnologías de Dianética y Scientology. Se ve confirmado por la montaña de elogios, reconocimientos y proclamaciones hacia su obra por parte de estados, condados y organismos nacionales e internacionales que literalmente llenarían varios volúmenes. Se ve confirmado por el amplio alcance de su impacto global: con alrededor de 200 millones de ejemplares de obras filosóficas que se leen con regularidad prácticamente en cada país de la Tierra. Ningún filósofo en la historia se acerca siquiera a su popularidad. Y de nuevo se ve confirmado por todo lo que está contenido en esta web, incluyendo el hecho inherente de que tantas de las verdades fundamentales de Scientology forman ahora parte de nuestra estructura social. Pero ante todo, se ve confirmado por el logro continuo de estas palabras de L. Ronald Hubbard:

“Una civilización sin demencia, sin criminales y sin guerra, donde el capaz pueda prosperar y los seres honestos puedan tener derechos, y en donde el hombre sea libre para elevarse a mayores alturas, son las metas de Scientology”.